Destacamos, en toda instrucción, nuestra dependencia de Dios por medio de su Santo Espíritu. Por tanto, todo nuestro accionar debe ser acompañado de la oración y la lectura de la palabra. Mirando a Jesucristo en su hacer dentro de su ministerio. Entendiendo la creatividad y variedad del operar del Espíritu Santo, teniendo presente lo que significa el no conformarnos a este siglo, como nos enseña Romanos 12:2.